viernes, 8 de mayo de 2009

Cuando comenzó.

Resulta increíble los giros que da la vida.
Recuerdo que desde pequeña he sido bastante especial en cuanto a carácter se refiere. En el kinder no tenía amigos, no socializaba, no me gustaba. Tanta era mi apatía por los demás que quería pasar al siguiente nivel cuanto antes. Hacía caprichos, me enojaba, me mantenía distante, había varios niños que me trataban mal, se burlaban de mí, me llevaban con la psicóloga del jardín de niños. Simplemente me la pasé muy mal.
En esos días no quería estar con nadie.

En cambio ahora...

De la primaria no hay mucho qué contar. Supongo que lo sorprendente de esta etapa fue darme cuenta de mi capacidad. Sí, en ese tiempo, cuando todavía era muy inocente como para competir con los demás y no me estrezaba por las calificaciones, me di cuenta de que mis notas eran altas, que era reconocida como una estudiante modelo y me dieron reconocimientos...nunca lo esperaría de mí. Crecí con la idea de que era una niña que sólo traía problemas por lo difícil que era tratarme.
Aún así mi forma de ser introvertida me impedía hacer amistades. Por desgracia, otra razón por la que no tenía mucha gente con quién hablar era debido a, irónicamente, mis calificaciones. Mis compañeros me veían como la niña estudiosa, insuperable que sólo le gusta presumir cuántos dieces sacaba.
Mi autoestima nunca ha sido alta, y mucho se debe a esto. Sin embargo, como bien diría Daria, mi autoestima hacia los demás es aún más baja.

Si bien muchos pueden argumentar que ésto último no es verdad, que sólo le tengo envidia a la gente y por eso no estoy feliz conmigo misma, pues por mí pueden irse a la mierda. Yo sólo sé lo que siento y nadie va a poner palabras en mi boca.

Después de este paréntesis, prosigo con mi autobiografía.
Se terminó la primaria (que por cierto, empecé a abrirme hacia los demás por aquello de sexto...) y pasé a la etapa que más cambios me ha traído.

Entré a la secundaria, temerosa, con pánico de pensar que estaría sola...y sin embargo me hice amiga de una compañera de primaria. ¡Gracias al cielo que estaba en el mismo salón que yo!.

...Primero de secundaria fue como una versión de la primaria, seis años concentrados en uno, no sé si me explico. Nada nuevo qué contar. Volví a recibir reconocimientos, aunque tuve algunos problemas con profesores que opinaban que debería participar más en clase...tah, la misma historia de la primaria.

Pero segundo...fue una experiencia totalmente agridulce.
Para contarles el por qué de este adjetivo, debo ubicarme a finales de primero, término de ciclo escolar. Hecho algunas amigas y la importancia de sacar buenas notas ya no era tan latente, yo...también empecé a acercarme a chicos.

Siempre me llamó la atención uno en especial.
Ese chico con su estilo de solitario, poeta y discreto. Simplemente me gustó.
He dicho muchas idioteces en mi vida, una de ellas fue: "el amor no existe". Posiblemente lo hice como un acto de rebeldía estúpida; de esos ataques que le dan a los niños que se sienten muy maduros como para pensar en el amor y tratan de demostrar su desprecio hacia este sentimiento.
En fin, este chico me gustaba mucho, me atraía su forma de ser que no reflejaba frivolidad, no era superficial, era sencillo, callado.
Poco a poco me fui acercando a él...y ¿cuál va siendo mi sorpresa?. Yo también le gustaba.

Iniciaron las vacaciones, platicábamos por MSN y cuando pasé a segundo, me hizo esa pregunta que pensé, nunca me haría nadie: "¿Quieres ser mi novia?".

Debo aclarar que siempre he sido muy sobreprotegida por mis padres y, aunque son estupendos, son flexibles, pero también saben imponer límites...aunque sean así, yo les guardo cierto temor. Temor por el hecho de comentarles que tenía novio y que pensaran que aún no era tiempo.
En fin...pasaron algunos meses hasta que les comenté mi relación con el chico al que tanto quería.

Durante varios meses, la relación prosperó...pero al igual que una flor que no se riega diario, también fue marchitándose. Tristemente puedo asegurarles que yo fui la culpable.
Conocí al mejor amigo de mi novio, después de un tiempo también le gusté. Para mí, eso era demasiado...como cuando recibí mi primera medalla, ¿cómo coño le puedo gustar a la gente si yo me considero una persona antipática?.
Y como idiota, quedé rendida ante él. Ciertamente este chico sabía cómo agradar a las personas, y gracias a esto quedé más confundida y atrapada entre la espada y la pared. Mi novio empezaba a estrezarme por su sed de cariño que decía, yo no le daba (para mí no todo es físico), y su amigo me daba señales muy directas de que quería que no sólo fuésemos amigos, que él no iba a ser como mi novio.
¿Qué tenía que hacer? No sabía qué pensar >.<



De eso hablaré en la próxima entrada.
Cheers





P.D. Realmente ODIO estas cosas de dejar suspenso (claro, si alguien se fuese a interesar por esto -?-), así que ni piensen que lo hago para que haya un mayor nivel de enganche. Lo hago porque se acabó mi tiempo en la PC ¬_¬ Quinn quiere chatear.

3 comentarios:

  1. hey que lindo blog, sabes que ahora te sigo, me identifico contigo =)


    http://aventurasdeminpao.blogspot.com/

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  2. me parece muy interesante tu historia ya que en parte se relaciona con lo que viví, bueno no todo es parecida pero es una lastima que solo haya un post, me hubiera gustado saber que hay mas adelante.
    Saludos.

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  3. Ya pasaron muchos años xD
    Puedes seguir la historia? :3

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